Sobre el miedo a la tecnología

Nosotros hemos domesticado animales por siglos. Tanto es, que el perro moderno nos lo inventamos. Este es un ser que nosotros creamos, y con él miles de razas diferentes. Así como el perro y otros animales domésticos los modificamos generación tras generación, también lo hacemos con el medio ambiente. Nosotros tenemos el poder de cambiar el entorno—y el entorno y los perros también nos cambian a nosotros. Ahora vemos a los perros como algo normal, incluso mejor que algo normal, nos causan cariño, sonrisas, hasta el punto que lo llamamos el mejor amigo del hombre.

Cuando empezamos incluso a mencionar que vamos a crear un ser en el laboratorio, las personas se chocan, saltan, y manifiestan inconformismo. Cuando nos enteramos que tenemos el poder de crear seres—con la biología sintética—nos da miedo. Y claro que nos debe dar miedo. Es peligroso para la supervivencia del ser humano. Podemos crear enfermedades y otras cosas que compitan con nosotros por recursos. Aunque también podemos crear cosas que nos ayuden con nuevas fuentes de energía o alimento, o que sirvan para equilibrar el sistema (planeta). Tememos a lo desconocido. Tememos a lo que todavía no está del todo inventado. Alan Kay define la tecnología como ‘todo lo que se inventó después de que tu naciste’, y W. Danny Hillis dice ‘Tecnología es todo lo que todavía no está acabado de inventar’ (Technology is everything that doesn’t work yet.‘). Para ambos la definición es subjetiva, es algo que depende del observador y que incluso con el tiempo va a ir cambiando. Tecnología es como una etapa beta por las que pasan las cosas antes de que les perdamos el miedo.

El problema con muchas tecnologías es que proporcionan poder a quien las entiende y las domina, dando control sobre otros. Tener el conocimiento y la infraestructura para poder utilizar una tecnología es algo que todo el mundo quiere. Es una fuente de control. El problema es que somos egoístas y queremos muchas veces sacar provecho de los demás. El conocimiento debe estar abierto y accesible para todos. De esta manera la tecnología es más transparente, lo que quiere decir que más personas pueden tener acceso y así es más fácil que alguien la desembarre en caso de una embarrada. Alguien puede argumentar que tanto poder puede ser utilizado para hacer mal—aunque lo mismo pasa esté abierto o cerrado. Incluso cuando está cerrado es más difícil que nos enteremos que una tecnología se está usando para hacer el mal. Porque el que quiere hacer el mal, va a hacer el mal. Y el que quiere hacer el bien hará el bien.

Tecnologías abiertas permiten empoderar a la comunidad, permiten ser entendidas e utilizadas para nuestro bienestar, para un bienestar común y no de unos pocos con poder y control. El miedo surge porque no entendemos y para entender tenemos que ver, vivir y estudiar. Esto es más fácil con un sistema abierto.